Tenemos que Apreciados Jóvenes mirar y analizar lo siguiente:
El Día de
la Tierra es un día celebrado en muchos países el 22 de abril. Su promotor, el
senador estadounidense Gaylord Nelson, instauró este día para crear una
conciencia común a los problemas de la superpoblación, la producción de
contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones
ambientales para proteger la Tierra. Espero que estos videos nos hagan tomar
conciencia y salvar lo más hermoso que tenemos a nuestro alrededor: Nuestro
Planeta Tierra.
Queramos reconocerlo o no, y aunque pueda parecer
una opinión catastrófica, lo cierto es que el planeta se encuentra en una
encrucijada. No lo dicen solamente los ecologistas, sino importantes
investigadores, científicos, pensadores, responsables sociales e incluso altos
mandatarios políticos.
Sabemos que es fácil, y con frecuencia inútil, caer
en la interminable enumeración de problemas y catástrofes ambientales que
soporta nuestro planeta. Describir calamidades no es agradable, ni para el que
las cuenta, ni para el que las escucha, pero únicamente la información y la
concientización pueden corregir situaciones equivocadas y mitigar sus
consecuencias.
Actualmente existen una serie de problemas humanos
y ecológicos que necesitan urgente solución. Los problemas que siguen son
algunos de los más importantes:
Presión demográfica
La población mundial se incrementa en 90 millones
de personas cada año. Esta saturación demográfica es la causante indirecta del
aumento de los problemas sociales en el mundo, como la emigración, el racismo,
la xenofobia, por mencionar algunos; así como del agravamiento de los
conflictos bélicos y la conculcación de los derechos de la persona -en zonas
políticamente complejas-, del hambre y las epidemias, de la expoliación que
sufren los recursos naturales, del aumento del consumo energético y los
problemas añadidos de contaminación en el agua, en la tierra y en el aire.
La degradación del aire
La atmósfera de este planeta está enferma, y son
muchas las agresiones que constantemente recibe. Todos los seres que habitan
este planeta absorben, de una u otra forma, gases y partículas peligrosas para
su salud, capaces de desencadenar mutaciones genéticas, problemas congénitos y
distintos tipos de cáncer.
El problema del agua
El futuro acuífero del planeta es incierto. El
planeta renueva y limpia constantemente su sangre, siempre en movimiento: el
agua, gracias al poderoso sistema circulatorio que constituyen las aguas
subterráneas, los ríos y los océanos. Pero el hombre ha encontrado elementos y
situaciones capaces de traspasar e incluso destruir barreras y filtros
naturales, fabricando y vertiendo, sin ningún escrúpulo, componentes no
biodegradables, que al quedar incluidos a perpetuidad en el ciclo vital del
agua, se han convertido en el SIDA del Planeta.
El problema de qué hacer con la basura
En los últimos años se han diseñado, fabricado y
utilizado sistemas, tecnologías y programas de gestión de residuos
infinitamente costosos y sofisticados. Posteriormente, se han podido observar
los graves problemas medioambientales ocasionados por estos supuestos remedios,
que a la postre han resultado peor que la enfermedad. La solución es tan simple
que se resume en unas letras: Reciclado.
Sustancias y residuos peligrosos
Los desechos químicos industriales, los metales,
los residuos tóxicos como el cloro, entre otros, invaden nuestros hogares,
calles y campos, arrojados con escaso o nulo control y con total
irresponsabilidad hacia el entorno y hacia nosotros mismos. El caso de los
plaguicidas es especialmente claro y a la vez preocupante. Tras ser una panacea
durante mucho tiempo, los plaguicidas han perdido aceleradamente su prestigio.
Algunos de ellos se han develado poco eficaces, y los más efectivos han sido
declarados peligrosos para la salud. Contaminan las aguas, corrompen los
cultivos, ensucian la atmósfera, envenenan la salud de los consumidores y
causan graves enfermedades e incluso la muerte a los agricultores y asalariados
que los aplican.
Deterioro de la capa de ozono
Se ha demostrado que los CFCs, además de destruir
la capa de ozono, pueden causar problemas de salud, como arritmias cardiacas,
dolencias pulmonares, pérdida de memoria, trastornos psicomotores, entre otros
problemas. Sin embargo, este panorama parece pesar menos en el ánimo de los gobernantes
que los intereses económicos de determinados sectores industriales y políticos.
Aunque en menor medida, se continúan fabricando y comercializando productos
elaborados con CFCs, porque así interesa a unos pocos en perjuicio de todos.
La energía
Es la causante indirecta de gran parte de la
contaminación, contribuyendo de forma fundamental al efecto invernadero y al
calentamiento global del planeta. Los carburantes de automoción son
responsables del mayor porcentaje de emisión de C02 a la atmósfera. En un
principio se creyó que la energía nuclear sería la solución definitiva a la
contaminación por combustibles fósiles, pero el resultado ha sido marcadamente
distinto. No sólo no se ha acabado con el problema de los contaminantes, sino
que a estos se ha añadido el ingobernable problema de qué hacer con los
residuos radiactivos. Si a esto sumamos el peligro potencial de un accidente en
las centrales nucleares, encontramos pocas razones para apostar por la energía
nuclear en el futuro.
Lluvia ácida
La combustión de carbón y petróleo efectuada en
centrales eléctricas, industrias, vehículos de automoción y calefacciones, ha transformado
la lluvia, tan apreciada para acabar con la sequía, en la llamada "lluvia
ácida" o "la muerte que cae del cielo", nubes de agua
envenenadas con ácido sulfúrico, que convierten los bosques más frondosos en
desolados desiertos.
Fauna en peligro de extinción
Desde hace algún tiempo está de moda salvar
especies en peligro de extinción, pero desgraciadamente son muchas las que ya
han desaparecido bajo la mano del hombre. Las causas son bien conocidas:
matanza de focas y ballenas, caza irresponsable e indiscriminada, comercio de
pieles y animales, destrucción de nidos, perturbación de las zonas de
apareamiento, envenenamiento de ríos y carroñero, políticas de explotación de
recursos, que suelen basarse generalmente en la consecución inmediata de
cuantiosos beneficios económicos, despreciando el daño ecológico y aplicando la
famosa máxima: "pan para hoy, hambre para mañana".
Creo que si se pudiera expresar en una sola frase
la reflexión colectiva, ésta debiera ser: "¡Por todos los dioses, qué
hemos hecho con el planeta Tierra!" Sólo con una actitud así, colocándonos
humildemente ante la culpa y asumiendo la obligación de recomposición, podremos
asegurar que con cada nuevo día que transcurra, el planeta no sea más sombrío.
La única recomposición posible es cambiar completamente
de actitud en cuanto al uso de la Tierra y de sus recursos. Lo más positivo que
se puede hacer hoy es plantar un árbol. Si no hay espacio para un árbol, al
menos una planta de jardín, de balcón o de interior, pero al menos dar una
respuesta verde al negro petróleo derramado o ardiendo, a los humos que trepan
por todo el mapa terrestre, al inmenso chorro de basura, contaminación y
desperdicio que brotan del mundo civilizado. Aunque no lo lleguemos a sentir
con total precisión y lucidez: al árbol lo piden nuestros pulmones, nuestra
sangre, nuestra piel. Lo piden las aves que se extinguen o que se ven cada vez
más mermadas en su número. Lo piden los ojos, hartos de cemento, de hierro, de
papel y de movimiento vertiginoso.
Si hoy todos reaccionáramos con una nueva planta,
serían seiscientos millones de vegetales más en el planeta. Si fuéramos capaces
de mantener esa actitud durante todo un año, uno por mes, la Tierra comenzaría
a respirar nuevamente, los cánceres de pulmón y de piel disminuirían, y en la
próxima primavera tendríamos más aves. ¿No vale la pena hacer el intento?
No miremos lo que hace el vecino, sino que hoy o
mañana haya un nuevo vegetal plantado por nuestras manos. Si esto fuera así,
podríamos comenzar a ver el futuro con más esperanza. Personalmente creo que es
posible hacerlo.
El crecimiento acelerado de
la población ha causado que las ciudades se expandan de una forma rápida y
drástica, lo cual conlleva a un cambio en el espacio geográfico. De allí el
interés primario por estudiar de manera especial los cambios ocasionados por el
crecimiento de las áreas urbanizadas de las ciudades
Los procesos de urbanización
y ocupación del espacio, se encuentran íntimamente relacionados. Ambos son
procesos geográficos de cambios espaciales. El proceso de urbanización es tan
amplio y complejo que implica cambios profundos en el seno de la población
(cambios económicos, sociales y culturales) e incluso cambio espacial generando
así nuevas unidades espaciales: "Ciudades".
La urbanización es un
proceso geográfico, ya que conduce a complejos cambios espaciales. En primer
orden, impone una unidad espacial, la ciudad, totalmente opuesta al campo. Es
considerada una forma de ocupación concentrada y densa que aprovecha y agota el
suelo urbano, y que a su vez, obliga la expansión física hacia la periferia. En
segundo orden, la urbanización implica una mejora en las condiciones de vida,
al menos teóricamente, lo que ha exhortado a la población rural a emigrar hacia
las concentraciones urbanas, en busca de oportunidades de empleo y optimización
de servicios. Este hecho ha producido el crecimiento de la población urbana, lo
que conjuntamente con el crecimiento natural de la población, introduce
exigencias de espacio físico (Maldonado, 2003).
1.-
Características e importancia delespacio urbano.
Las
características del espacio urbano.
El espacio (del latín:
spatĭum) es la extensión que contiene la materia existente, la parte que ocupa
un objeto sensible y la capacidad de un terreno. El término, de todas formas,
tiene muchas otras acepciones.
Urbano, por su parte,
refiere a aquello perteneciente o relativo a la ciudad (el área de alta
densidad poblacional cuyos habitantes no suelen dedicarse a tareas agrícolas).
Pese a que no hay una única definición, suele considerarse que la ciudad es una
aglomeración de más de 5.000 habitantes, con menos del 25% de los habitantes
dedicados a la agricultura.
El espacio urbano, por lo
tanto, es el centro poblacional y el paisaje propio de las ciudades. La noción
suele utilizarse como sinónimo de medio urbano o área urbana.
Al igual que ocurre con la
definición de ciudad, no existe un significado preciso y unívoco de espacio
urbano. Por lo general se siguen ciertos criterios numéricos (por ejemplo, el
espacio urbano puede ser el área donde viven más de 10.000 habitantes), aunque
también es posible que la distinción se realice según criterios funcionales (la
mayor parte de la población dedica a tareas no-agrícolas).
Puede decirse, por lo tanto,
que las características propias del espacio urbano son el elevado número de
habitantes con alta densidad poblacional, la presencia de una gran variedad de
infraestructuras y el desarrollo de los sectores económicos secundario y
terciario.
El crecimiento de las
ciudades, de todas maneras, hace que muchas veces sea difícil establecer un
límite geográfico o una división entre el espacio urbano y el espacio rural, ya
que la periferia urbana suele expandirse cada vez más.
Rasgos característicos del
espacio urbano son su mayor población, su alta densidad de población, su
extensión y su mayor dotación de todo tipo de infraestructuras; pero sobre todo
la particularidad de las funciones urbanas, especialmente las económicas, concentrándose
la actividad y el empleo en los sectores secundario y terciario, siendo
insignificante el primario. El espacio urbano, frente a su área de influencia,
es emisor de servicios de todo tipo (burocráticos, educativos, sanitarios,
financieros, culturales, de ocio) y productos de alto valor añadido; mientras
que es atractor de población y recursos de otro tipo (mercancías agrícolas y
ganaderas, energía y productos primarios que en el espacio urbano no se pueden
producir). El alto precio del suelo, resultado de la alta demanda de viviendas,
locales comerciales y todo tipo de actividades económicas, genera en las
grandes ciudades una tendencia a construir edificios cada vez más altos.
El espacio rural, con el
paso del tiempo, ha adquirido comportamientos urbanos en su población,
actividades y dotación de infraestructuras, diluyéndose en cierta medida las
diferencias con el urbano en cuanto a la satisfacción de las necesidades de
servicios elementales.
FORO:
LA IMPORTANCIA DE PRESERVAR EL ESPACIO PUBLICO
María Glauser nos habla de la importancia de preservar los
espacios públicos.
María es Licenciada en Ciencias de la Educación, con experiencia en educación y
formación de espacios de diálogo para la articulación de iniciativas
socioculturales y de intercambio de ideas, a nivel nacional e internacional.
Es co-fundadora de la red The Hub, que inspira, apoya y conecta a personas
realizando iniciativas sociales, ambientales y creativas, además de haber
participado en su implementación en Londres, Oaxaca, São Paulo, Santiago,
Praga, Madrid, entre otras ciudades.
Es parte de dos redes de facilitación de conversaciones y de formación
cultural: Tejeredes y Art of Hosting. A nivel local es co-fundadora de Puerto
Abierto, una experiencia ciudadana de creación de espacios públicos de calidad,
y de Zárate, lugar de encuentros ecológico con propuestas propias de
aprendizaje.
Miraremos el Video de la Doctora María Glauser y responderemos el foro en la Plataforma Edmodo La
pregunta problematizadora para este foro es: ¿Usted como ciudadano habitante de
la ciudad deBucaramanga, cuida su espacio
público y cuál es la importancia del espacio público donde Usted habita?
2. Reconociendo el espacio rural
Espacio rural o paisaje
rural son conceptos que identifican al espacio geográfico calificado como rural,
es decir, como opuesto a lo urbano (al pueblo por oposición a la ciudad). Es
estudiado por la geografía rural.
Es equivalente a los usos
habituales de los términos "campo" y "agro". No debe
confundirse lo agrario con lo agrícola, pues mientras lo primero incluye la
totalidad de lo rural, lo segundo se limita a la agricultura (sin incluir la ganadería
u otras actividades rurales). A veces se utiliza el término "agropecuario".
Las
propiedades y contrastes del espacio rural en tanto espacio geográfico..
El paisaje rural incluye también las zonas dedicadas a otros usos
(residenciales, industriales, de transporte o de servicios) en los municipios
clasificados previamente como rurales (atendiendo a criterios numéricos de
población —en España núcleos de menos de 10.000 habitantes, en otros países más
o menos— o funcionales —que el sector económico predominante sea el primario—).
Suele entonces distinguirse, frente al de paisaje rural (más inclusivo)
el concepto de paisaje agrario (limitado a los usos propiamente
agropecuarios, agroindustriales, extractivos, de silvicultura y de conservación
ambiental), aunque también se suele incluir como elemento del paisaje agrario
el hábitat rural tradicional, sobre todo cuando es disperso. El paisaje rural
presenta una gran diversidad, que parte de sus muy diferentes aspectos físicas
(geomorfología, clima) y de su ocupación humana (factores históricos,
jurídicos, económicos, etc.) Elementos característicos del paisaje rural son el
ganado y los cultivos, así como las distintas instalaciones y equipamientos
utilizados en cada forma de cultivo(secanoo regadío,
ganadería y agricultura intensiva o extensiva, de subsistencia o de mercado, monocultivo o policultivo); y
especialmente las parcelas, que se clasifican por su tamaño (no necesariamente
coincidente con los términos latifundio y minifundio, indicadores de la
concentración de la propiedad), forma y características (campos
abiertos -- y campos cerrados - etc.)
Otras
definiciones y características
Al hablar del paisaje rural,
destaca el hecho de que éste no sea uniforme, distinguiendo tradicionalmente en
Europa, campos cerrados y campos
abiertos, con variantes intermedias, fruto de condicionamientos no
sólo naturales sino, sobre todo, jurídicos e históricos.
Aunque tradicionalmente estas
áreas hayan sido primariamente utilizadas para la agricultura
o ganadería,
actualmente grandes superficies pueden estar protegidas como un área de
conservación del medio ambiente (flora, fauna u otros recursos naturales), tierras indígenas,
reservas extractivistas y tener otra importancia económica,
por ejemplo, a través del turismo rural o ecoturismo.
Para delimitar el área rural
cada país en América Latina y el Caribe utilizan criterios particulares, como
por ejemplo: (i) cantidad de habitantes, (ii) tamaño del asentamiento
poblacional, (iii) disponibilidad de servicios básicos, (iv) población
económicamente activa. Si bien no existe un único criterio para definir las
áreas rurales, sin embargo es muy común considerar definiciones excluyentes
entre el concepto de territorio urbano y el rural, no considerando áreas
intermedias. En pocos casos, como en Colombia, la legislación de ordenamiento
territorial considera el concepto de área de expansión urbana, refiriéndose a
zonas que siendo rurales, por estar muy próximas del límite de la zona urbana,
puede, previsiblemente cambiar de uso del suelo hacia actividades características
del ámbito urbano.
La necesidad de establecer
criterios objetivos para definir áreas rurales y urbanas, ha llevado a
establecer algunos parámetros que permiten aclarar estos conceptos, necesarios
para la formulación de políticas públicas y la asignación de recursos públicos.
En este sentido, puede considerarse una caracterización cualitativa, teniendo
en cuenta aspectos jurídicos, administrativos y las actividades económicas
desarrolladas en el área; y una caracterización cuantitativa, considerando la
distribución espacial y la densidad de la población.
3.-
Relaciones bióticas, abióticas y antrópicas en los espacios urbano y rural.
Una clasificación, mayoritariamente aceptada, de
los elementos que constituyen un paisaje, es la que hace referencia a su
naturaleza abiótica, biótica o antrópica.
Los elementos abióticos: son los relacionados con la
geología y clima, tales como ríos, barrancos, bahías o montañas, paisajes
nevados o erosionados.
Los elementos bióticos: se entiende los relacionados con
la vida, es decir la flora y la fauna, dando lugar a las diferentes comunidades
naturales.
Los elementos antrópicos son los relacionados con el
hombre, bancales (Zona de terreno horizontal y llana que hay en un terreno
inclinado, hecha por el ser humano o natural, que se aprovecha para el cultivo), caminos, puentes o
edificaciones.
Algunos de los elementos del paisaje pueden
considerarse simultáneamente biótico-antrópico, como por ejemplo un pastizal, o
abiótico-antrópico, como sería el caso de un núcleo urbano adaptado a una
ladera o una bahía.
A su vez en un mismo paisaje aparecen estos
elementos combinados en mayor o menor medida, permitiendo su clasificación. Así
podemos hablar de paisaje natural si los elementos dominantes son el abiótico y
el biótico, es decir si no ha sido modificado por la acción del hombre.
En el lado opuesto pensemos en un paisaje urbano,
definido principalmente por la acción del hombre, pero en el que los elementos
abióticos (la orografía o el curso de un río) han determinado su estructura, y
en el que lo biótico (parques, arbolado de calles, ) no deben estar ausentes.
Otro tipo de paisaje, que en nuestro entorno
adquiere un especial interés, es el paisaje humanizado. Se trata de un paisaje
que por familiar puede llevarnos a creer que es el natural, pero a poco que
aprendamos a entenderlo, descubriremos las huellas que han dado lugar a su
transformación. Considerado el entorno natural como fuente de recursos, hemos
sustituido, a lo largo de la historia, bosques por pastizales o cultivos, hemos
conducido el agua transformando yermos parajes en fértiles huertas, abancalando
laderas, construido asentamientos urbanos cercanos a nuestros recursos.
Desde un
punto de vista etnográfico, nuestro paisaje humanizado representa la estructura
sobre la que se asienta el modo de vida rural. Representan igualmente un sabio
equilibrio entre hombre y naturaleza, un equilibrio sostenible que garantiza la
utilización de sus recursos en tanto no se sobrepasen ciertos límites, un
equilibrio en suma, que permite el desarrollo humano con la coexistencia de
nuestra biodiversidad. Como experiencia estética, y también ética, la
confluencia de los elementos abióticos, bióticos y antrópicos enriquecen
nuestros paisajes.
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un elemento educativo, se prohíbe su reproducción con fines económicos.
4.-
Conurbación y continum urbano–rural.
Los
conceptos de conurbación y continum urbano – rural y reconozco sus
particularidades en espacios urbanos y rurales.
Una conurbación es la
unión de áreas metropolitanas. Tanto para la geografía como para el urbanismo,
los términos "conurbación" y "conurbano" tienen que ver con
el proceso y el resultado del crecimiento de varias ciudades (una o varias de
las cuales puede encabezar al grupo) que se integran para formar un solo
sistema que suele estar jerarquizado, si bien las distintas unidades que lo
componen pueden mantener su independencia funcional y dinámica.
Así pues, un área conurbada se
compone de varias ciudades que se diferencian funcional y orgánicamente, y cada
una de ellas presenta una organización del espacio propio. Desde el punto de
vista espacial, la conurbación no requiere la continuidad física de los
espacios construidos, aunque es frecuente que los ámbitos suburbanos de unas y
otras ciudades se contacten, enlazándose mediante las carreteras. El ámbito periurbano,
en cambio, ocupa todo el espacio entre ciudades. De esta forma, la conurbación
alcanza una escala regional, del orden de algunos centenares de kilómetros
cuadrados. Las distintas ciudades que componen la conurbación tienen
actividades diferenciadas, una dinámica propia, sus propios recursos económicos
y la capacidad para atraer inversiones, un centro, una periferia y espacios
suburbanos propios, sus propios grupos sociales y su personalidad, un modo de
ser y una cultura que les identifica.
Tipos de
conurbaciones
La conurbación debe
diferenciarse de la aglomeración urbana, fenómeno caracterizado por la
expansión de una ciudad, a la que se debe toda la dinámica del área, que afecta
a varios núcleos y municipios vecinos, los cuales son absorbidos o
suburbanizados por la ciudad para formar un todo continuo en el que solamente
hay una organización del espacio (un centro, una periferia, áreas suburbanas y
espacios periurbanos), aunque puedan distinguirse en el área suburbana puntos
de articulación como subcentros, correspondientes a las plazas mayores de los municipios
suburbanizados. En la aglomeración hay continuidad espacial, pero no
independencia funcional, ni tampoco dinámica.
Hay diferencias en el
resultado y en la dinámica del proceso de conurbación entre los países de la
primera industrialización, caso de las conurbaciones europeas, y las que
aparecen en los países en vías de desarrollo o del Tercer Mundo, caso de las
conurbaciones de Iberoamérica. Las conurbaciones del primer tipo corresponden a
un proceso de carácter regional asociado a un modelo de desarrollo industrial
en el que las iniciativas se difunden por un ámbito donde varias ciudades son
capaces de dirigir el proceso de transformación. Las del segundo caso
corresponden fundamentalmente a la crisis de la sociedad rural tradicional y se
generan en torno a una capital abiertamente macrocefálica. No hay un desarrollo
de carácter regional, sino el mero crecimiento urbano apoyado en la demanda
generada por el incremento de población, con abundante terciario primitivo y
empleos temporales en la construcción y obra pública, que se acompañan de los
servicios de administración y profesionales y con industria urbana surgida al
amparo del mercado que supone la concentración.
Un buen ejemplo de este caso
es el sistema urbano desarrollado en torno a el Área metropolitana de Bucaramanga es una conurbación colombiana,
ubicada en el departamento de Santander. Ubicada en el valle del Río de Oro. Su
núcleo principal es Bucaramanga, y sus municipios satélites son Girón, Piedecuesta,
Floridablanca y tiene 1.074.929 habitantes. Fue creada por la Ordenanza No. 20
de 1981.
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fines netamente educativos, prohibida su reproducción con fines económicos.
Un tercer tipo de conurbación
es el que se forma por dos o tres ciudades vecinas cuyo desarrollo y
crecimiento acaba convirtiéndolas en un sistema en el que suele ocurrir que una
de ellas es de tamaño muy superior a la otra y la domina, haciéndola depender o
convirtiéndola en ciudad satélite.
Por otra parte, el fenómeno de
la conurbación está asociado a un tipo de poblamiento en el que abundan núcleos
de dimensión urbana no demasiado alejados unos de otros. El caso de la Comunidad
Valenciana en España, en el conjunto Alicante-Elche-Murcia, es un buen ejemplo,
aunque también podría servir de base a un tipo nuevo, fundado en el ocio y el turismo,
junto a la industria y una agricultura de mercado. Por el contrario, las
ciudades situadas en áreas con un poblamiento donde los núcleos de carácter
urbano están muy alejados unos de otros se ven forzadas a un crecimiento
considerable para llegar a originar fenómenos de conurbación, lo que explica la
macrocefalia que suele caracterizarles cuando se producen. Es el caso de Madrid,
donde sólo en fechas recientes podríamos llegar a considerar la integración en
el sistema de ciudades como Toledo o Guadalajara.
Un buen ejemplo español de
conurbación es el conjunto formado por Oviedo, Gijón, Avilés, Mieres y Langreo,
en Asturias o el eje o área metropolitana de
Santander-Torrelavega sin salir de la Cornisa Cantábrica, además del ejemplo
citado en el País Valenciano, el sistema Cádiz-Jerez. Aglomeraciones urbanas son, en
cambio, Madrid o Bilbao.